Será a partir de la acción repobladora cristiana de los siglos XI-XIll y sobre todo a raíz del asentamiento de la Orden de San Juan en Consuegra, cuando Urda adquirió una mayor entidad, recibiendo en 3 de junio de 1248 la Carta Puebla o Carta de Población por parte de la Orden de San Juan. Este documento sirvió para regular los términos y las bases sobre las que habría que establecerse y regirse, marcando el primitivo termino municipal que le asigno la Orden, aunque siempre fue dependiente, territorial y jurisdiccionalmente de ella.
El 30 de abril de 1557, Felipe II concedió privilegio de villazgo a Urda, previo informe favorable efectuado el 9 de abril del mismo año por Diego de Toledo, entonces Gran Prior de San Juan. Apoyándose en este privilegio de villazgo, Urda consiguió un cierto desarrollo político, una cierta autonomía para poder regular su vida municipal.